martes, 6 de marzo de 2012

Bonsai 1era Parte

Navegando por la red encontré esta pagina  del artista Takanori Alba, y me quede fascinada con este bonsai! es de ensueño!
Estuve investigando sobre el cuidado y armado de Bonsais, la verdad que es un arte muy meticuloso y dedicado.

Por lo que pude investigar,  existen varios elementos a considerar los cuales favorecen que tu bonsai sea un éxito. Aqui los detallo...


Elección de la planta: se basa en una serie de condiciones:

-Tamaño pequeño
-Resistencia a enfermedades
-Que no requiera cuidados especiales
-De crecimiento lento
-Larga vida
-y que sea un árbol bonito en todas las estaciones
También dependerá de la raiz, el tronco, las ramas, hojas, flores, frutos, etc. los cuales aportaran belleza al bonsai.

La raiz: Se busca que sean pivotante y de desarrollo superficial y, sobre todo, resistente al transplante. el árbol elegido tiene que tener la facultad de desarrollar raises rápidamente. Estas deben aparecer por toda la base del tronco (cuello de la planta) y, cuando el árbol está inclinado, presentarse más desarrolladas, a favor o en contra de la inclinación. La parte de las raíces que queda por encima de la superficie refleja la edad del bonsái; la base sólida y robusta extendida en todas direcciones le confiere un sostén firme y porte equilibrado. 

El tronco: debe verse claramente por lo menos 1/6 de la altura total del árbol. Además, ser grueso abajo y delgado hacia el ápice, sin heridas grotescas. Puede ser recto o con ondulaciones. El tronco proporcionado -como el del árbol leñoso con desarrollo normal- y la superficie rugosa hacen pensar en un ejemplar longevo. 

Las mejores plantas para crear un Bonsai:
-Camelia
-Elm Cedro
-Olmo Chino
-Ficus
-Árbol de Jade
-Pino negro japones
-Arce Japones
-Arce Rojo
-Magnolia estrellas

Tipo de suelo:
Una parte de franco, dos partes de turba de musgo Sphagnum, dos piezas de granito de arena.
El substrato en Bonsái es lo que sería la tierra en una planta común; o sea lo que alberga las raíces. De que se compone es muy variable, y cada aficionado tiene su propia receta, pero uno simple sería el compuesto por: el 70% de compost de buena calidad y el 30% de arena gruesa de río (granos de 3mm. Esta mezcla funcionara muy bien en árboles de hojas cadúcas y en algunos frutales. Para aquellos que gusten de un suelo más ácido (azaléas, cítricos, camélias, etc), funcionara bien uno que contenga: 25% de turba humedecida, 25% de pinócha (no muy seca), 25% de compost y 25% de arena gruesa. Para coníferas que gustan de un suelo que drene rápido: 50 o 55% de compost y 45 o 50% de arena gruesa.

Poda y Traspaso:
Lo vital es que el árbol se mantenga vivo y saludable; por eso se debe rejuvenecer las raíces periodicamente, al igual que el substrato que las alberga. De eso se trata la poda de raíces y el transplante; que deberá hacerse en árboles jóvenes (hasta 5 años) todos los años en los primeros días de primavera o mejor aún en los últimos días de invierno, y en árboles mas viejos cada dos o tres años, llegando a cinco en árboles adultos (de mas de 20 o 25 años).
Para transformar un árbol en Bonsái (entre tantas cosas) se deben
recortar las raíces que se van haciendo largas inutilmente y generar de
esta manera nuevas raíces que nacerán más cerca del tronco dando
origen a un formato semicircular y compacto, que permita su ingreso en
un cuenco pequeño.
Cuando podamos las raíces debemos compensar esa poda con una
poda aérea. O sea. Al podar las raíces de nuestro árbol, este tiene
menos posibilidades por unos días (hasta que crezcan nuevas raicillas)
de tomar la cantidad de agua que necesitaría para alimentarse; por eso
cuando podamos las raíces en árboles perennes (que no quedan
calvos en invierno) como son las coníferas por ejemplo debemos hacer
una poda en el follaje para que el árbol tenga menos superficies de
transpiración y no se deshidrate y muera.


Poda de raíces Si dejamos de regar un par de días antes del
transplante nos va a resultar más fácil realizarlo. Trate de hacerlo en un
día nublado y fresco. Con un cuchillo sin filo tratamos de despegar las
raíces del borde del cuenco insertándolo hasta el fondo y dando toda la vuelta a su perímetro.
Tomamos el árbol con mucho cuidado por el tronco, lo levantamos y lo
dejamos por unos minutos en un lugar sombreado y fresco mientras
lavamos y secamos el cuenco del cuál lo sacamos. Le ponemos a este
una nueva y pequeña malla de mosquitero para tapar los agüjeros de
drenaje (lo ideal es anclarla con alambre de aluminio) y le ponemos una
capa de substrato nuevo en el fondo formando un pequeño montículo
donde luego vamos a apoyar el árbol.
Volviendo a este, puede que nos encontremos con mucho substrato
visible en el perímetro y pocas raíces expuestas; de ser así lo mejor
que podemos hacer es no tocar nada y volver a introducir el árbol en el
cuenco, una vez hecho esto presionar en los bordes para compensar el
despegue que hicimos con el cuchillo. Esto viene a cuento de que si no
lo presionamos el agua de los próximos riegos se va a escurrir por el
borde y no va a mojar todo el substrato.
La otra posibilidad es encontrarnos con muchas raíces que
enmarañadas circulen por todo el borde (y el fondo) y no dejen
prácticamente nada de substrato visible.
Apoye el capellón en una superficie lisa y con un palito con punta (una
birome vieja puede servir) vaya desenredando las raíces perimetrales
insertando el palillo cerca del borde y palanqueando hacia afuera. Una
vez recorrido todo el perímetro repita la operación acercándose un poco
más hacia el tronco (1cm). Luego desenrede las raíces del fondo del
capellón. La idea de esto es ir peinando las raíces para liberarlas de
substrato y poder ver de esta forma si hay raíces suficientes cercanas
al tronco. Cuando tenemos ya libre de substrato un capellón que
visualmente pueda ingresar en el cuenco dejando un par de
centímetros libres en todo el perímetro podemos con una tijera bien
afilada cortar las raíces sobrantes del terrón, tratando de que los cortes
en las raíces más gruesas queden hacia abajo.
Luego de este corte podemos ir adentrándonos más en nuestro
escarbe hacia las proximidades del tronco (1 ó 2 cm nada más y
siempre con mucho cuidado), dejando mas raíces visibles, que en este
caso no cortaremos y dejando mas lugar libre para introducir nuevo
substrato. Luego apoyamos el árbol dentro del cuenco y lo vamos
llenando ayudándonos con un palillo para ir introduciéndolo entre las
raíces y presionando levemente para no dejar demasiado aire. Una vez
completado el rellenado del cuenco lo regamos con agua que contenga
hormona antishock, pulverizamos sus hojas(de tenerlas) y lo ponemos
en un lugar luminoso pero donde no reciba los rayos directos del sol
durante 10 o 15 días. Después lo iremos acostumbrando al sol y lo
iremos llevando de a poco a su lugar definitivo. Tampoco lo
fertilizaremos por 30 días.

PODA PINZADO
DE LAS RAMAS
Por medio de la poda de ramas y el pinzado de brotes es como
conseguimos que nuestro arbolito se vaya educando y vaya logrando la
forma por nosotros pretendida (que nunca será otra, que la forma de un
árbol de la especie en cuestión).
Cuando podamos una rama la energía del árbol se concentra en la
yema de crecimiento anterior a la que fue podada, allí es donde brota
nuevamente dejando un entrenudo más corto. Si esto lo hacemos con
regularidad tendremos ramas colmadas de yemas de crecimiento
latentes que año tras año van a ir brotando dando origen a nuevas
ramas más cercanas al tronco.
En los latifoliados se dejan crecer los brotes hasta que tengan cuatro o
cinco pares de hojas y se cortan dejando un par solamente; pero si queremos que la rama engorde la dejaremos crecer libremente hasta
que tenga el grosor pretendido antes de podarla.
Cuando podamos hay que prestarle atención a la dirección hacia la cual
apunta el peciolo de la última hoja porque como la yema que se
activará será la ubicada en su axila, en esa dirección se desarrollará el
nuevo crecimiento.
Los brotes tiernos se pueden pellizcar con los dedos índice y pulgar sin
necesidad de utilizar herramienta alguna.
En las coníferas de hojas escamosas (thuyas, cipreses, chamaesiparis,
etc) y las de pequeñas hojas aciculares (juníperus squamata, etc)se
pellizcan los brotes cuando tengan un par de centímetros y se los
reduce a la mitad de su tamaño. Ahora, si una rama es muy larga, y
decidimos podarla, en el caso de las coníferas nunca esta poda se
podrá hacer mas allá de una zona viva (con hojas y brotes)porque sino
la rama se secaría.
En el caso de los pinos que tienen brotes en forma de "velas", y como
estas brotan de a 4 o 5 en un mismo sitio, se elíje el par que nos
interesa como futuras ramas y las demás se cortan desde la base. Por
otra parte el par que decidimos dejar las cortamos con una tijera afilada
al largo deseado o las dejamos crecer hasta que lo alcance.

......
Hasta ahora quedamos en la poda y pinzado... en el próximo post hablaremos del alambrado y estilos.













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